domingo, 21 de septiembre de 2008

Consenso de Washington, Democracia e Ideologías (part. II)

El consenso de Washington hace referencia a dos instancias específicas. La pimera corresponde a la publicación de un “paper” de John Williamson en donde se postulaban diez principios político económicos para el crecimiento de los países. Y en segundo lugar al consejo organizado por el “Instituto para Economía Internacional (Institute for Internacional Economics) basado en las mismas premisas. Cabe destacar que en la ciudad de Washington D.C. se encuentran sedes de los organismos económicos con una influencia gigantesca sobre los mercados y las políticas de países afiliados, considerando al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional entre ellos. ¿Cuál es la curiosidad de todo esto? Principalmente que se trata de medidas económicas y políticas, poniendo el énfasis en la palabra política. Se busca la liberalización de los mercados cerrados, permitiendo la entrada al “libre mercado” de cada país de grandes transnacionales, que no tienen nada que ver con el bien común buscado autónomamente por cada país y su pueblo. ¿Cual es el problema? El hecho de que no todas las economías son iguales y muy pocas pueden irrumpir en un mercado determinado si éste ya está controlado por industrias centenarias (como ocurre efectivamente en los países industrializados). Ocurre exactamente lo contrario cuando un pais se encuentra sumido en debates que lo ligan al subdesarrollo, y se produce la irrupción de una compañía capaz de producir cuanto quiera, pagar por lo que sea cuánto sea, y triplicar las ganancias gracias a la liberación de aquel mercado. Es entonces la supuesta liberación del comunismo o de las Ideologías, la perfecta excusa para justificar la predominancia absoluta de la Ideología Capitalista, la creación de códigos legales que defienden la propiedad privada por sobre la propiedad publica, la instauración de engorrosas burocracias, y el alejamiento total del aparato estatal de la vida de los ciudadanos, dejando a éstos solos con las empresas y consorcios. El consenso de Washington, entonces, se preocupó principalmente de encontrar un método que permitiría por un lado liberar a una economía de la intervención estatal, permitir la competencia a toda escala y fundamentar todo en base al mercado. Es lo que se denomina fundamentalismo de mercado.

Las diez medidas del Consenso de Washington son:
1. Disciplina fiscal
2. Reordenamiento de las prioridades del gasto público
3. Reforma Impositiva
4. Liberalización de las tasas de interés
5. Una tasa de cambio competitiva
6. Liberalización del comercio internacional (trade liberalisation)
7. Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas
8. Privatización
9. Desregulación
10. Derechos de propiedad
No son ningún secreto las miles de formas que tienen los organismos supuestamente internacionales para obligar a un país al cumplimiento de estas medidas. Basta ver el caso de Chile en donde las antiguas deudas, son repactadas bajo condiciones políticas, que afectan la forma de manejo social a todos los niveles. No es ningún secreto tampoco el cambio repentino que sufrieron aquellos que defendían la revolución hace treinta años, y hoy disfrutan de una democracia que no ha variado ni un milímetro la rigidez con la que se maneja, y la exclusión política y democrática que significa para la mayoría de los chilenos. Y no resulta tan paradójico entonces que la ignorancia nos hace ser ciudadanos mal evaluados, malos fiscalizadores y que la facción gobernante pareciera disfrutar de la aplicación de la ley antiterrorista a favor de una empresa de capitales españoles para la construcción de cuatro embalses que auguran un desastre natural (mayor al colapso ambiental que sufrió la ciudad mas contaminada del mundo Santiago de Chile) en desmedro de sus propios ciudadanos; ¡considerando además que fueron ellos los que hace dieciocho años peleaban supuestamente por la derogación de la misma ley!
El consenso de Washington es una respuesta en pos de la victoria alzada por el Capital y los mercados neoliberales del mundo. Elaborado en sus inicios como algo inocuo, quizás, pero pregonado después por los que hacen terrorismo económico, y defienden el terrorismo de Estado (y peor cuando es de un estado sobre otro).
Qué peligroso sería entonces que fuera verdad aquello que dice Linz, que la ciudadanía está dispuesta a que incluso la destruyan, con tal de conservar una democracia y defender acérrimamente el voto cada cuatro años. Por que la fuerza entregada por obviedad a un poder oficialista, con tendencia a permanecer en el poder, podría ser a) fuerza perdida por parte de contra poderes populares y b) apoyo dado a tendencias políticas con posibles consecuencias nefastas.
Por la misma tendencia globalizadora que tuvo y tiene la economía social de mercado, sumado al desarrollo de los “mass media”, es que se desarrollo el fundamentalismo de mercado. Ideología pregonada por Empresarios, tras y multi-nacionales. En la mayoría de los casos, los mismos empresarios aducen que las transformaciones que esta sufriendo tanto la organización del sector privado como la influencia del mismo sobre el sector publico, a un desarrollo natural, y concluyen por lo mismo, el carácter natural que tiene la pregonación de la ideología Capitalista. Cosa que puede distar bastante, por no decir contrastar con la realidad.

Consenso de Washington, Democracia e Ideologías (part. I)

Antes de entrar al tema principal, el consenso de Washington, y su posible relación con las ideologías y la democracia, me aproximaré desde el punto de vista civil y ciudadano.

Dice J. Linz:

“Sin duda la experiencia de un gobierno no democrático y el temor que produce, lleva a una gran mayoría de los votantes a continuar dando su apoyo al “centro” como una posición segura, la que mejor garantiza la supervivencia de la democracia existente, a pesar de su decepción con la actuación.”[1]

Es así como según Linz, en reglas generales, el sujeto ciudadano, el votante, actúa según conveniencias y entrega su voto a lo que considera instrumentalmente útil. No solamente restringiendo su actuar político cotidiano, sino que cerrándose a otras posibilidades que no sean elecciones. También debemos inferir que la instrumentalización del voto, presupone que el ciudadano atomizado y exacerbadamente individualizado pone en tela de juicio cualquier actuación colectiva. Esto sumado al hecho consolidado hace muchos años, de privilegiar el bien personal por sobre el bien común. Por que desde un punto de vista extremadamente positivista y libertario, el sólo hecho de que un sistema político-económico, incluya en sus preceptos la destrucción y el saqueo de los recursos naturales hace de este sistema algo extremadamente contraproducente. Un sistema en donde todo es válido y moralmente bueno, en cuánto esté sujeto a una opinión personal, pero valóricamente muy cuestionable (ausencia de virtud cívica[2]).

Por otra parte, la tendencia innegable de los estados nacionales de ampliar los ambitos del mismo, a terrenos que permitan una estabilidad duradera. Pero considerando la cantidad de vicios contenidos, tanto sistémicamente como por la búsqueda de privilegios. Es así como debemos reconocer, que los ansiados ideales de distribución igualitaria de riqueza e igualdad, son entes ficticios en un mundo de búsqueda de poder y privilegios. Una política instrumentalizada.

Los métodos previstos por el estado moderno, es evitar y anticipar el efecto “en cadena” de un levantamiento o una revolución. Evitar el alzamiento de las viejas ideologías de izquierda, profundizar la burocracia, profundizar el hecho de ver al ciudadano como un ente que decide instrumentalmente el mal peor y evitar el surgimiento de nuevas banderas de lucha.

Sin embargo es ahí cuando irrumpe el problema económico. La riqueza de los países, su nivel de desarrollo y su nivel en la escala de los dólares por cápita influyen directamente en la vida de millones de personas. Es así como la ecuación, que debía resolver el Estado moderno, es la equiparación de la balanza social, considerando el coste social, el coste económico y el desarrollo – ¿en torno a que?. Una balanza malograda desde antes en los países pobres, una meta lejana para los que están en vías de industrializarse y una meta bienaventurada para aquellos países que hace cientos de años gozan de la riqueza y la fuerza de trabajo de otras regiones. ¿Es entonces válida la dura respuesta que ha recibido la globalización neoliberal?

Para entender mejor el fenómeno de la Globalización debemos tocar ciertos temas por obligación, y en cambio los puntos de vista son opcionales, aunque todo análisis lanza una lectura clara de sus resultados.

La caída del Comunismo en la Unión Soviética encegueció a mucha gente, y entre ellos estaba un señor llamado Fukuyama. Más allá de sus brillantes planteamientos teóricos, el postulado de que la historia se termina, a favor de las políticas macro económicas y públicas orientadas al neoliberalismo. Su error radicó en no reconocer

1) La Unión Soviética jamás logró siquiera acercarse al ideal del comunismo

2) La creencia de que la caída de un régimen totalitario (o autoritario, ya que al final los elementos comunistas y de dictadura del proletariado fueron una mera pantalla de la revolución de octubre) se traducirá en la victoria final de otra ideología

3) Otras ideologías pueden no tener nada en común con las dos que estaban en disputa, lo cual no podrá jamás traducirse en la derrota de estas ideologías apartes.

El exitismo que significó para muchos el triunfo temporal del liberalismo,[3] dio lugar a las discusiones que pretendían prever futuros problemas, y facilitar la receta de ésta maravillosa ideología capitalista. Entre muchos de los debates de la época, se discutía el tema de la inestabilidad y la negativa de la gente aceptar tales postulados. ¿Problema por que? Un problema de intereses. ¿Qué tipo de intereses? Económicos principalmente, motores de la economía, por lo cual se le consideran motores sociales. ¿Cuál es el efecto que trae? Muy fácil, el conflicto de intereses (y sobre todo si se trata de intereses motores y/o vitales) en ultima instancia responde solamente a la fuerza física, y la medición de ésta en un conflicto “vale todo”. Es entonces obvio que el quiebre, si es voluntario e integrado, resulta mucho mas provechoso. La dilatación de necesidades populares, la imposición cultural y el manejo de gobiernos locales. Todos sabemos que los privilegios y las influencias puede quebrar hasta a los mas acérrimos defensores, y si a esto le sumamos la fama y la gloria, sabremos el giro que han dado lo gobiernos de la izquierda neo-liberal en Latinoamérica, tan alejada de la lucha y la reivindicación popular (cambiado por los “mall” y los conformismos).



[1] “John Linz, Democracia y legitimidad. Capitulo 2, Elementos de Quiebra”

[2] “Kymlicka, Will. El retorno del ciudadano. Una revisión de la producción reciente en teoría de la ciudadanía. Págs. 13 - 14”

[3] El hecho de considerar el triunfo del neoliberalismo como algo “temporal” no tiene segundas lecturas y hace referencia simple a las olas y contraolas de los postulados de Huntigton (no pretende negar el predominio innegable del capital)

Anarquismo (o Comunismo Libertario)


Deberemos hablar de Anarquismo, cuando nos refiramos a la ideología, la teoría, y si quisiéramos referirnos a la ausencia de gobierno en un período de tiempo determinado podremos asumir que es hablar de anarquía. Distinguir entre ambas es importante.

Durante el siglo XIX, en plena revolución industrial, en 1840 aparece el tercer escrito de Pierre Joseph Proudhon titulado “¿Qué es la propiedad?”, y en los años siguientes completó las teorías expuestas. Si bien hay quienes opinan que algunos de los socialistas utópicos fueron los precursores de la génesis del Anarquismo, como Godwin o Saint Simon, Proudhon fue el primer individuo en considerarse a si mismo un anarquista y eso dio el pie para que en años posteriores Mijail Alexandrovich Bakunin participara de la revolución alemana de 1848 a 1849. El mismo publicaría en años posteriores los escritos “Dios y el Estado” y “Estado y Anarquía”, además de su participación de la primera internacional, en la cual Carlos Marx y Mijail A. Bakunin tuvieron un fuerte altercado teórico, y los Anarquistas fueron expulsados de la Internacional Obrera.

Ahora, es quizás también importante dejar de lado un poco la historia misma para comprender en profundidad las ideas anarquistas que surgen frente a un fenómeno social determinado. Cuando hablamos de anarquismo, debemos entender que es una corriente de pensamiento, del tipo socialista, y que por consecuencia debemos también entenderla como una respuesta teórica al liberalismo económico (que en la mayoría de las veces iba acompañado de una feroz miseria y represión). Pero debemos entonces diferenciarla de las demás escuelas socialistas, y principalmente del Comunismo. El Comunismo nace en la misma época, evocado de las mismas entrañas populares de la marginación. La lucha de clases, la propiedad y las asociaciones libres como forma de lucha marcan pautas comunes en la teoría. También gran parte de la crítica a lo que era el abuso de poder de las clases pudientes. Ambas escuelas tienen un mismo ideal, una sociedad sin clases, justicia social y horizontalidad en la organización básica de la sociedad. Difieren fundamentalmente en lo que es la consecución del objetivo. Y es aquí donde Carlos Marx pretendía la dictadura del proletariado, y posteriormente Lenin validaría la formación de un partido de carácter político y la instauración de un totalitarismo. Siempre para que finalmente el aparato estatal fuera empequeñeciendo hasta desaparecer en una sociedad igualitaria.

El Anarquismo rechaza la institucionalización de cualquier forma de opresión, ya que el monopolio de la fuerza, siempre llegaría a ser dañino, y cualquiera de sus formas impide la abolición de los privilegios y abusos de las clases dominantes. El Anarquismo reconoce el fondo del problema de manera tajante, y señala que el Estado es el cual debe ser abolido. El Anarquismo busca la revolución social, una revolución de todo los sectores populares de la sociedad (recordemos que la marginación y la miseria siempre van a ser factores de descontento). Busca en algunos casos establecer un tipo de democracia directa y democracia local, en donde se evite la acumulación de poder político en manos de personas que en vista de los beneficios que les trae, corrompen amplios sectores sociales.

Se han visto distintas formas de Anarquismo a través de la historia, y quizás la más emblemática de todas fue la revolución española de 1936. Milicias formadas por los trabajadores de los sindicatos (CNT) que ocupaban todas las fábricas en Aragón, acudían al frente para combatir a las tropas fascistas de Franco. Milicias que autogestionaban pueblos completos, controlando los medios de producción los mismos trabajadores sin centralizar el poder. Harían falta muchas mas páginas para completar todo aquello que se puede decir acerca del anarquismo, pero para esos casos, leer e informarse bien es vital y no quedarse con estereotipos “farandularizados” de un movimiento perteneciente a las entrañas de los sectores marginales.