jueves, 19 de marzo de 2009

La crítica


El tema de la retroalimentacion, requiere en primer lugar la disposicion de la propia persona a mejorar sobre el eje de su existencia en funcion de la de los que la rodean. Si no existieran personas rodeando a tal sujeto el tema de la retroalimentacion sería un proceso infertil e inerte. Es por eso que el sujeto que se reconoce viviendo en un medio ambiente destinado a rodearlo en distintas etapas. Es obvio que al mismo tiempo el sujeto debe en su momento reconocerse como un ser que tambien integra la ronda social, al rededor de otros sujetos. Tal sujeto debe asimilar en debido momento la posibilidad de aprender del medio ambiente y del medio social. La persona terca y que con su propio convencimiento se niega a entablar tal relacion con todo lo que para ella se encuentra afuera de sus ojos, no podrá nunca desprenderse del "yo", del ego personal e invencible, que no supondrá nada mas que una coraza destinada a perecer.

Es ahi cuando entra el papel de la critica. Que no es nada mas que la personificacion y el reconocimiento de nuestro papel perreno en el mundo. El proceso constructor debe ir acompañado de manera innata por la deconstruccion del concepto, constituyendo de manera clara una vision mundial ciclica.

Es así como la realizacion de lo contrario establece las relaciones de poder de manera autocrática, buscando la permanencia en el tiempo de sus modelos, tanto politicos como economicos y sociales. Bueno y es quizás obvio, ya que justamente la realizacion de éstas politicas establece una relacion causal entre el hecho y el efecto. El acto y en lo que retumba. Esta pensado en todo momento para asegurar que el poder esté siempre en las manos de un determinado grupo minúsculo, lo cual afecta derechamente a los que les toca nacer en un segmento determinado.

La critica nos protege de aquello, ya que asegura de una manera empiricamente comprobable, que el proceso de construccion de las ideas no se estanque, y que pueda y deba renovarse constantemente, para finalmente aceptar la realidad empírica del ser, que es finalmente perréna.

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