viernes, 16 de noviembre de 2007

Yo, ¡Anarquista! (ó Anarquismo segunda parte)


Debo comenzar enfatizando dos aspectos del Anarquismo. Una es su antigua condición histórica. Es decir, hacer referencia al hecho de que la teoría del comunismo libertario, del anarquismo, del anarco sindicalismo, del socialismo revolucionario o como se le quiera llamar parte inevitablemente y de manera gradual con Pierre Joseph Proudhon. Esto es un factor a considerar por que en los siguientes cien años, que pasarían después de la publicación de “¿Qué es la propiedad?” por parte de P.J.Proudhon el anarquismo como corriente política, como movimiento obrero, viviría su mayor auge y protagonismo en el seno de los sindicatos de todo Europa, hasta la década de 1940. Y considerando que hoy en día aun siguen funcionando los distintos elementos motrices del movimiento libertario, tanto en la lucha sindical, como en los demás campos de las clases marginadas, es entendible el hecho de que hoy vuelvan las banderas rojinegras a la calle.

En segundo lugar debo enfatizar su condición de movimiento marginal. Hoy mas que nunca, la reivindicación anti sistémica jamás podrá representar los intereses de aquellos con capacidad política o económica para acceder al poder. Desde las bases de la lucha sindical hasta 1940 y de ahí en más aumentando su presencia en los movimientos de masas, con apariciones esporádicas, para luego instalarse en el seno de la lucha estudiantil y permear así los sectores marginales de la actualidad.

En boca de mucha gente ha estado el movimiento libertario en el último tiempo. Cosa curiosa considerando que el trabajo de colectivos y federaciones libertarias se remonta hasta mínimo 15 años atrás, en lo que respecta a nuestro país. En países como España, Rusia, Francia o Italia la lucha libertaria lleva muchos años teniendo resultados esporádicos. Basta recordar la revolución española de 1936 y la férrea lucha que dieron los anarquistas defendiendo el frente en Barcelona (de la boca del mismísimo Durruti, al mando de la primera columna, se lo oyó decir a los comunistas de la UGT “No pasarán” y a los rebeldes fascistas “No pasareis”). Más de treinta años después se levantaban en Paris los parias bajo las banderas libertarias en las revueltas estudiantiles del 68.

El asesinato por parte de la policía italiana de Carlo Giuliani en las calles de Génova, integrante de los movimientos antiglobalización ha aportado en gran parte para que las distintas federaciones libertarias tomen fuerza. Es así como en la actualidad los integrantes de los movimientos libertarios acusan la falta de interés de las clases políticas, en convertir la democracia minimalista, al servicio de las grandes propiedades privadas, en verdaderas democracias sustentables. Sustentables en todos los ámbitos. Sustentables para permitir la emancipación de las clases obreras, y sustentables como para poner freno al capitalismo indiscriminado que arrasa con los que nos queda de planeta. Ni hablar de los recursos naturales depredados de manera tal que el colapso del planeta a causa de los grandes desechos industriales de las economías mas liberales, desarrolladas y protegidas por parte del aparato estatal y los ejércitos militarizados (antihumanos) sean desarrolladas para la protección de los capitales. Debo enfatizar una vez mas que es debido al evidente colapso del planeta tierra en los últimos 200 años, que la legitimidad de la democracia minimalista pierde toda su maquillada validez, para transformarse gradualmente en un aparato represor, y opresor de los derechos a la rebeldía de los pueblos.

La marginación de los pueblos de las decisiones que regulan su vida lleva inevitablemente a un alejamiento entre los poderes políticos y las masas rebeldes. Pero tiene que constar que los responsables de esta debacle, de este colapso, de la muerte de millones de personas, y millones de nuestros hijos que aún no mueren, son los padres del liberalismo. Los padres de la atomización del individuo. Los que desarrollaron las carreras armamentistas a expensas de sus pueblos y sus naturalezas. Los que deforestaron los bosques nativos en pos de las ganancias acumuladas de unas cuantas multinacionales. Los que hacen la guerra por el petróleo, y aquellos que callan estos hechos, son viles cómplices de esta sucia maquina llamada quimera del liberalismo. Yo esperanzas. Tú rebeldía. El constante. Nosotros pensamos. Vosotros libres. Ellos socialistas. Yo ¡Anarquista!


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